Reflexiones en voz alta (III) Y llegó el día D

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¡¡Alea iacta est!!

 

 

Hasta el sol se ha animado a salir e iluminarnos. Vaya día precioso que ha quedado. 

Hoy es un día muy especial para todos los que podemos decidir. Y los que podemos decidir también lo hemos de hacer pensando en todos aquellos ciudadanos que, de momento, no pueden hacerlo. 

Hoy Andorra se juega el todo por el todo. Desde la soberanía hasta la forma de estado que mejor nos convenga. ¿Qué es eso de que las cosas no se pueden cambiar? Pues claro que se pueden cambiar; sólo hay que cambiarlas. 

 

 

Andorra, como pequeño país, tendría que ser muy ágil y moverse rápidamente en la dirección adecuada. Pero Andorra todos estos torpes que se han apoderado del poder la han convertido en un país excesivamente lento por el sobredimensionamiento de sus instituciones y de sus administraciones. Aquí todo es excesivamente lento. Todo.

Leo que casi 8.000 personas ya han ejercido su derecho a decidir en la Batllia. Casi un tercio de los que tienen derecho a hacerlo. Y ése hecho tiene varias lecturas; algunas de muy malas y otras de menos malas. Una podría ser que desde los partidos políticos se hayan encargado de asegurarse el voto, contra la promesa que sea. Otra podría ser lo que parece ser un miedo reverencial que muchos andorranos parecen tener a los que se han apoderado del poder. Una tercera sería la hipocresía pura y dura de decir a todo las candidaturas lo que quieren escuchar para más tarde hacer lo que la conciencia dicte.

¡Bah!, no voy a perder mi tiempo en darle vueltas a todas estas consideraciones, y otras muchas. Tampoco me interesa nada saber dónde van a votar el chispa que pretende ser teleco o el bobo que dice ser comisario, ambos incluidos en alguna de las listas de las candidaturas. ¡Virgen del Carmen!

En fin, esta noche todos saldremos de dudas.

En todas las proyecciones realizadas, sí, se hacen, hay dos variables que nunca se han de perder de vista; la infinita estupidez humana y la cobardía del personal. La infinita estupidez humana porque por estas latitudes parece que vayamos sobrados. Cuando leo que la princesa del pueblo español si se presentará a unas elecciones podría ser la tercera fuerza en el estado vecino, alucino pepinillos.

Albert Einstein ya se refirió a lo infinito de la estupidez humana, y Albert sabía mucho más que yo. ¿Para qué discutirle?

 

 

Y la cobardía; en entrevista concedida hace unos años a Risto Mejide en el marco del programa "Viajando con Chester", Hendrick Johannes Cruijff habló de fútbol, y no tan solo de fútbol. Y hablando de su llegada al Barça como técnico para crear el Dream Team, explicó que "ya había tres jugadores vascos y fiché a cuatro más porque en aquel entonces los jugadores catalanes no eran valientes. Algunos no lo eran. Ahora ya es diferente".

 

 

Esperemos que hoy sea diferente en Andorra y que los votantes sean lo suficientemente valientes para acabar con todos los despropósitos continuados que han habido, y que siguen habiendo, en éste maravilloso país. La vida sólo se puede vivir en presente y mirando al futuro. Pero si olvidamos el pasado más reciente, no vamos a ir a ninguna parte. Y eso es lo que desde el club de la pizzería han querido borrar, conscientemente, en toda su campaña. La política de pelillos a la mar, es una mala política del pasado.

Y una vez acabados mis quehaceres diarios y escrito éste artículo, les dejo porque voy a ir a votar. Y les puede asegurar que nadie me va a decir lo que tengo que votar o no.

¡Només faltaria!

 

 

 

 

 

 

 

 

Intenten ser felices.

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