El silencio estruendoso de la prensa oficialista

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Que el fin de la "prensa oficialista" de papel ha llegado, ésa prensa que durante años, lustros y décadas se ha ocupado de "no contar la verdad", de "desinformar", de "manipular la opinión pública", ya no hay quién lo niegue. A las inmensas pérdidas de todos los grupos editoriales, que se han ido tapando desde según qué bancos y lo más terrible de todo, desde el poder, habría que añadir el sometimiento consentido al que ya demasiados periodistas parecen haber acatado. ¡Y subvencionados desde el poder!

Al igual que en Andorra la "prensa oficialista" escribe al dictado de sus "subvencionadores" contra el Grupo BPA omitiendo todas las informaciones que tengan que ver con cualquier otra entidad bancaria de su cada vez más paupérrimo sistema financiero, en España la "prensa oficialista" calla de manera estruendosa con el asunto de la "entrañable" y el "campechano". ¡Lamentable!

Nada nuevo bajo el sol. Desgraciadamente ésta manera de actuar de la "prensa oficialista" viene del principio de su existencia.Una cita mal atribuida a Eric Arthur Blair, más conocido por el pseudónimo de George Orwell, dice que "periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas". Efectivamente fue en 1918 cuando el periódico The Fourth State publicó una primigenia versión de la cita mal atribuida a Orwell, a un periodista del Chicago Herald, L.E. Edwardson:  “Cualquier cosa que un patrón quiera ver publicada es publicidad; cualquier cosa que no quiera ver en el periódico es noticia”. 

 

 

Para que tengan un mayor conocimiento desde cuándo el tema de la "prensa oficialista" está vivo les pego a continuación la perla con la que el periodista John Swinton, editor de The New York Times, contestó a un colega que quiso hacer un brindis por una "prensa independiente", en la cena realizada en su honor por el gremio periodístico en 1880: “No existe lo que se llama prensa independiente, a menos que se trate de un periódico de una pequeña villa rural. Vosotros lo sabéis y yo lo sé. No hay ni uno solo entre vosotros que ose expresar por escrito su honrada opinión, pero, si lo hiciera, sabéis perfectamente que vuestro escrito no sería nunca publicado. Me pagan 150 dólares semanales para que no publique mi honrada opinión en el periódico en el cual he trabajado tantos años. Muchos, entre vosotros, reciben salarios parecidos por un trabajo igual al mío… y si uno cualquiera de vosotros estuviera lo suficientemente chiflado para escribir su honrada opinión se encontraría en medio de la calle buscando un empleo cualquiera, exceptuando el de periodista.

El oficio de periodista de Nueva York, y yo creo que en todas partes, consiste en destruir la verdad, mentir claramente, pervertir, envilecer, arrojarse a los pies de Mammón*, vender su propia raza y su patria para asegurarse el pan cotidiano.Vosotros lo sabéis, y yo lo sé; así pues ¿a qué viene esa locura de brindar a la salud de una prensa independiente? Somos las herramientas y los lacayos de unos hombres extraordinariamente ricos que permanecen entre bastidores. Somos sus marionetas, sus títeres; ellos tiran de los hilos y nosotros bailamos al son que ellos quieren. Nuestros talentos, nuestras posibilidades y nuestras vidas, son propiedad de otros hombres. Nosotros somos unos prostitutos intelectuales”. ¡Nosotros somos unos prostitutos intelectuales!

* Palabra aramea con que se personifica en la literatura judeocristiana los bienes materiales que esclavizan al hombre.

 

 

 

 

 

 

Intenten ser felices.

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