"Amb la segona llei Covid-19, el Consell General posa una data límit a l’Andorra que coneixem fins ara. La data és el 30 de setembre. Aquesta data s’explica per què les mesures adoptades pel Consell General comporten una destrucció d’uns 4 punts percentuals de PIB per cada més d’aplicació. De forma que a finals de setembre s’assolirà una destrucció del PIB del 25%. Una destrucció de la creació de riquesa que ens posa al límit per mantenir el model social actual. A partir de final de setembre entrarem en un territori desconegut; no hi ha experiències de destruccions de valor d’aquesta magnitud en societats occidentals de desprès de la guerra". 

"Si no surt una “pastilleta”, un tractament senzill i assequible que permeti retornar al flux de turistes consumistes abans del setembre 2020, les mesures del Consell General portaran Andorra a un territori financerament desconegut i socialment insostenible per molt sacrifici i resignació que tots tinguem". Eusebi Nomen i Calvet escribió estas palabras en su artículo "El Consell General posa data de caducitat a Andorra" publicado el pasado ¡¡19 de abril!!. El mismo Eusebi Nomen i Calvet al que todo el mundo acaba dando la razón, pero al que muy pocos se atreven a votar porque "sap massa". Y Eusebi Nomen i Calvet, que "sap massa", en vez de "refugiarse" en alguna institución pública, o parapública, se ha dedicado a innovar por el mundo mundial, donde es más que admirado y reconocido. ¡¡Delirante!!

Y si no hubiera sido por la ventana de julio y agosto, que es precisamente lo que estamos pagando ahora mismo, se hubiera cumplido escrupulosamente. (Si no vuelve a haber una nueva ventana, el tortazo que nos vamos a llevar va a ser histórico). Prever es muy sencillo cuando se tiene el conocimiento, lo que aquí ha degenerado en el "sap massa". Anticiparse es muy sencillo cuando se tiene la infomarción adecuada, y se sabe analizar, lo que aquí ha degenerado en el "sap massa". Y permitir que los que "no saben massa" sean los que estén tomando las decisiones que están tomando, en la peor crisis que ha conocido el mundo desde la Segunda Guerra Mundial, es simplemente de necios, porque si algo hemos aprendido de todo esto es que nuestros científicos saben poco, nuestros políticos todavía menos y la ciudadanía está en la más absoluta inopia. 

El talante y el talento deberían estar al frente de la que tenemos encima, porque si el año 2020 ha sido un desastre total, agárrense que vienen curvas, ya que el 2021 los mercados lo han dejado de lado, para empezar a centrarse en el año 2022. 

Vamos a tener que ver, y padecer, lo inimaginable, porque desde hace un tiempo se ha entrado en "la dimensión desconocida". La destrucción de la creación de riqueza, es inaguantable. Y lo más grave de todo es que seguimos estando en manos de los más ineptos, ignorantes, inseguros e irresponsables dirigentes. ¡¡La tormenta perfecta!! ¿Alguno de ustedes se pondría en manos de alguien con un perfil así? ¿Alguno de ustedes permitiría que alguien con un perfil así pudiera tomar decisiones en sus vidas? ¡¡De locos!!

Lo más paradójico de todo es que Aldous Leonard Huxley en su libro "Brave New Worid", 1932, ya lo anticipaba. Decía Huxley que "viviríamos esclavizados por la burocracia, la televisión y la tecnología". "Que la publicidad esquivaría los filtros racionales y capturaría la mente de los niños". "Que se establecería una dictadura basada en el terror". "Que la revolución farmacológica nos haría amar la esclavitud". "Que los candidatos políticos serían mercancía publicitada por profesionales". Y "que las personas malignas se aprovecharían de la tecnología y el gobierno para obetenr el poder". ¿En qué se equivocó? Seguramente Huxley también "sabia massa". 

Huxley nos recuerda que la mejor arma contra la tiranía siempre será el pensamiento divergente, individual y crítico, pero la situación psicológica de miedo, unida al infantilismo de la falta de asunción de la propia responsabilidad y la consiguiente búsqueda de la seguridad que sólo el poder puede otorgar, es el caldo idílico para la imposición y consolidación de restricciones que en tiempos de normalidad habrían sido impensables. Produce angustia observar cómo hay tantas y tantas personas que prefieren vivir de espaldas a la cruda realidad, sin querer salir de su hasta ahora zona de confort, sin darse cuenta que una de estas olas les va a pasar por encima y se la va a borrar del mapa. 

Como ejercicio les propongo que busquen en los discursos de llegada al poder de todos estos, y encontrarán que todos proclaman solemnemente que el diálogo con la oposición será fluido y fundamental durante su legislatura. ¡¡Ja, ja, ja!! El diálogo es lo primero que cortan, porque no saben lo que es dialogar. Dialogar, entre otras muchas cosas, sirve para aproximar posiciones, para limar asperezas. Nos diferenciamos de los animales en que nosotros nos podemos comunicar. Cortar de forma radical la comunicación, el diálogo, no es lo más inteligente, porque cuando las personas dejan de dialogar, ¿en qué se convierten? ¿En unas tercas acémilas? 

Nuestro mundo actual necesita más altruismo, más amor, más desprendimiento, más filantropía, más generosidad, más humanitarismo, más magnanimidad. Pero el "egoismo", que es la raíz de todos los males, de algunas personas ha calado muy profundamente en sus vidas. Y de esa manera, ¿a dónde vamos? La respuesta es bien sencilla: ¡¡al más grande y absoluto de los desastres!!

Insisto en que desde principo de siglo vivimos una lamentable crisis de valores. Se perdieron todos por el camino. La gente empezó a confundir el tocino con la velocidad, y así ha ido todo. Se veneraba al que "más tenía" que no al que "más era". Y se equivocaron de rabo a cabo porque estar en el lado del poder dar es todo un privilegio, y es ser muy afortunado. Y hay que dar hasta que duela, y cuando duela, dar aún más. Al fin y al cabo, ¿que nos vamos a llevar? Y hay que amar hasta que duela, porque cuando duele, es la mejor señal de que se ama.

Algunos, en su onirismo, hasta han pretendido "hacer callar" a los divergentes. Y lo han pretendido por lo civil, por lo penal y hasta por lo militar. Son incapaces de aceptar que ya no gozan de su privilegiado estatus, y que tampoco pueden disponer a su libre albedrío de la que fue su maquinaria gubernamental. Insensatos.

"El periodismo consiste en decir cosas que alguien no quiere que digas: todo lo demás son relaciones públicas". (George Orwell).

Intenten ser felices.