Clamar (o predicar) en el desierto es básicamente "intentar inútilmente convencer de algo a quién no está dispuesto a escuchar o a cambiar de opinión. Es como aconsejar a un muerto".

Cuando nuestro Govern, anunciado el 16 de junio de 2021, eliminó la obligación de llevar máscaras en espacios abiertos, porque era una de las medidas más esperadas y deseadas por la población, la variante Delta, B.1.617.2, una de las cepas más contagiosas, descubierta en la India y notificada por primera vez en octubre de 2020, campaba a sus anchas por casi un centenar de países. 

Cuando el prestigioso The Wall Street Journal en su edición del pasado 12 de agosto, publicaba un artículo titulado "Israel, Widely Vaccinated, Suffers Another Covid-19 Surge", en el que se dice, y cito textualmente: "Health officials are warning that Israel could face a fourth lockdown during the Jewish holiday season in September if the country doesn’t deliver more booster shots and improve on its wider vaccination rate; 60% of the total population are fully vaccinated, making up around 80% of adults", es que algo muy grave está pasando en ése país, con el 60% de la población vacunada, o va a pasar.

Cuando Francisco Igea Arisqueta, vicepresidente y portavoz de la Junta de Castilla y León, el 20 de julio de 2021 admite que "somos idiotas por haber hecho cinco veces la misma cosa", "es evidente, todos hemos tomado medidas equivocadas", "la gente nos mira y nos dice: ustedes son idiotas, y yo tengo que admitirlo, sí", vean link aquí, habría que preguntarse si los "idiotas son los gobernantes o el pueblo", y si por casualidad ha dimitido, tras reconocer que son "idiotas". En la vida he observado con muchísima tristeza que hay personas que son incapaces de dar otra oportunidad a otras buenas personas, todos tenemos derecho a equivocarnos porque nacemos para intentar ser felices, que no para ser perfectos ya que ninguno lo somos, y a toda ésta panda les dan cinco, habrá muchas más, oportunidades para seguir equivocándose. Me aflige muchísimo.

¿Qué está pasando con el pueblo?

Alucino con la cantidad de cosas que nuestros gobernantes nos quieren hacer tragar, y nadie dice nada. Cuando en Andorra se sigue diciendo que el "ocio nocturno" va a permanecer cerrado hasta después del verano, es que pasa algo, y nadie dice nada. Cuando el ministro de sanidad augura la sexta ola para después del verano, es que pasa algo, y nadie dice nada. Cuando se permite la total movilidad, entradas y salidas del país, a la buena de Dios nos queremos los dos Lupita, ¿qué es lo que nos espera cuando acabe el verano? Decía el gran Alan Mathison Turing que "a veces la persona que nadie imagina capaz de nada, es la que hace cosas que nadie imagina", "que los que pueden imaginar cualquier cosa, pueden crear lo imposible", y "que las conjeturas son de suma importancia, porque sugieren posibles vías de investigación". ¿Acaso alguno de ustedes ha visto, o ve, un perfil así en alguno de nuestros gobernantes al frente de ésta crisis?

Y como que sus televisiones públicas, aleccionadas desde el poder, siguen informando de lo que nuestros gobernantes quieren, una gran parte del pueblo se piensa que esto se ha acabado, y que estamos en los alegres días de vino y rosas. Y ¡¡NO!!, no se ha acabado, ni tiene visos de que se acabe. 

Estando en una latitud tan y tan privilegiada, nuestros vecinos españoles están pagando la electricidad a precio de oro, mientras que su gobernantes llevan años penalizando las energías renovables, y nadie dice nada. Eso sí; si un futbolista multimillonario, piensen por un momento la cantidad de sueldos de científicos que se podrían pagar con lo que él gana para acabar con la panademia, por ejemplo, un día llora y al día siguiente ríe, es motivo suficiente para que todos los informativos del país lo saquen en primera página. Jorge Francisco Isidoro Luis Borges dijo que el fútbol era "popular porque la estupidez es popular", y lo definió como, imagino que se refería al de alta competición, "son 22 millonarios en calzoncillos corriendo detrás de una pelota". Pero eso es lo que venden unos pocos porque hay muchísimos que se lo compran. En fin...

Decía el Gran Victor Marie Hugo que "entre un gobierno que lo hace mal y un pueblo que lo consiente, hay una cierta complicidad vergonzosa". Y qué santa razón tenía el bueno de Víctor Hugo. 

Cada vez entiendo menos que nadie diga nada en la actual situación. Cada vez lo entiendo menos. El virus es matemático, por lo tanto predecible y, lo más fuerte, previsible. Si los que gobiernan tienen, por lo visto, la facultad de equivocarse todas las veces que sean necesarias, si a los que saben de verdad nadie les hace ni caso, si una gran parte del pueblo sigue comulgando con ruedas de molino y si los que levantan la voz son machacados por unos y por otros, ¿cómo pretenden que salgamos de ésta? ¿Y qué dicen nuestros empresarios a los que nuestros gobernantes llevan años señalando como los malos de la película? ¡¡NADA!!

Y al final, cansa. Todo cansa. Cansa clamar (o predicar) en el desierto. Cansa la "enfermedad". Cansan las "consecuencias de la enfermedad". Cansan las "digestiones". Cansan las "revisiones". Cansan las visitas al "Cap". Cansan las reiteradas visitas a "urgencias". Cansan las "limitaciones". Cansa el "rechazo", el "abandono", el "olvido". Cansa el no poder hacer planes, ni a corto plazo. Cansa el "yoísmo" frente a la "colectividad". Cansa el "egocentrismo". Cansa la "mediocridad" frente a la "meritocracia". Cansan los "penenes" frente a los "catedráticos". Cansa la "estupidez" frente a la "sabiduría". Cansa el "darlo todo" a cambio "de nada, y encima con palos". Cansa la "incomprensión". Cansa el "ir contra corriente". Cansa "no pensar como la mayoría". Cansa observar cómo "se desaprovechan una tras otra todas las oportunidades". Cansa el "silencio clamoroso de la mayoría"; hay un "silencio" que hasta ha roto la "barrera del sonido". Cansa el "haz ciento y no hagas una, y como si no hubieras hecho ninguna". Cansa el "desagradecimiento". Cansa la falta de "amistad", "complicidad", "fidelidad" y "lealtad". Cansa abrirte de par en par, como un libro, y mostrar tus sentimientos, pensamientos y necesidades a personas que luego lo utilizan contra ti, porque saben que es ahí donde más te duele. Eso es pura y dura crueldad extrema. ¡¡Cansa!!

 

 

 

Pero mientras el cuerpo aguante, aquí seguiré diciendo la mía, no la que los demás quieren que diga, gracias. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Intenten ser felices.