En abril de 2020, JK encontró las palabras para definir cómo se encontraba en relación con el trabajo: "estic socarrat", escribió a sus amigos. No quemado, esa expresión ya la usaba demasiada gente y él se encontraba peor: chamuscado, pero chamuscado a fuego lento, y, en consecuencia, completamente hastiado, desilusionado, harto del trabajo. Poco después, dimitió. La "Gran Dimisión" hace referencia a una tendencia en Estados Unidos por la que millones de trabajadores están renunciando a sus puestos de trabajo. Desde abril de 2021, cuando se registró el primer pico de salidas voluntarias, abandonan sus empleos cada mes cuatro millones de estadounidenses según la encuesta que elabora el Departamento Laboral de EE.UU. En total, desde abril y hasta septiembre, ¡¡24 millones de trabajadores han dejado sus empleos de manera voluntaria!!

¿Y por qué esto no está pasando en nuestro país y limítrofes? Pues porque para darse se necesitaría un situación de pleno empleo. Según Valentín Bote, de Randstad Research, "en condiciones de mercado laboral favorable es mucho más realista que un trabajador pueda plantearse dejar su trabajo. En España, con un 15% de tasa de desempleo, dejar el trabajo voluntariamente para no buscar otro a continuación no es muy realista”.

¿Y estamos cerca de pleno empleo? Ustedes mismos... ¿Cuánta gente está tragando sapos y culebras en sus puestos de trabajo, o en su vida personal, o siguen en pareja, totalmente deshechas, porque la precariedad laboral hace tiempo que se ha instalado en nuestra zona? Añádanle problemas que ya se venían arrastrando antes de la pandemia, y tenemos el cóctel perfecto para entender el estado físico y mental de muchos de nosotros. El abuso de las nuevas tecnologías, la vertiginosa rapidez que las nuevas tecnologías implica, agota. Y hay gente que todo eso les ha sobrepasado por todas partes. Con la pandemia llegó el teletrabajo, y mucha gente acostumbrada a buscar refugio fuera de sus "hogares" no les quedó otra que vivir la realidad de los "infiernos" que son sus "hogares". Y perdieron el "pasillleo", las "palabras de consuelo" que seguramente tenían "fuera del hogar", y el contacto directo con lo "secreto". Y muchos de ellos se echaron en manos de las "redes sociales amorosas" en un intento desesperado de encontrar todo aquello de lo que carecían en el "hogar", desconociendo el peligro que ello implica, además de las estafas que hay en muchas de esas "redes sociales amorosas".

El "socarrat" es una situación de “estrés sostenido y continuo, continuo, continuo”. Por eso, para reconocerlo, la persona debe darse cuenta de que está sometida a una situación de estrés, que se reconoce por los siguientes síntomas, tanto físicos como mentales y conductuales.

Es preciso recalcar que padecer uno o varios de estos síntomas no significa que una persona tenga estrés, pero «cuando tienes un conjunto de estos síntomas de estrés de los tres campos empieza a sonar a estrés», algo que es importante identificar para ponerle remedio.

• Físicos: tensión alta, problemas de estómago, problemas digestivos, taquicardias, contracturas musculares, alteraciones del sueño, entre otros.
• Alteraciones emocionales: altibajos -puedes echarte a llorar y también a gritar-, dificultad para entender las cosas -“tienes que leer tres veces algo”-, dificultad de concentración y para hablar.
• Alteraciones conductuales: comes más, o menos, engordas o adelgazas; conductas de riesgo -como conducir alocadamente-, alteraciones en la conducta sexual, fumar, beber, estar más desorganizado o al revés, más compulsivamente organizado, te vuelves más obsesivo, y aflora la violencia, mucha violencia. 

Y personas que antes eran perfectamente normales, se han tornado desconocidas y extrañas hasta para si mismas. Gente que antes se tomaba las cosas con calma y tranquilidad, ahora parecen tener "cola de paja" y hay que medir mucho las palabras para que no se sientan agredidas. (Tener "cola de paja" es sentir culpa y manifestarla involuntariamente. Es considerarse responsable de una falta. El dicho viene de un cuento en el que un perro había cometido cierta fechoría; alguien congregó a la jauría y les pidió a todos que saltaran por encima de una hoguera; quien fuera inocente no tenía nada que temer, no así el culpable pues su culpa le había convertido su cola en paja. El culpable se descubrió cuando se negó a saltar).

Que la desesperanza, la desilusión se ha instalado en muchos de nuestros hogares, es evidente. Ayer mismo, calificando a nuestro país, Standard & Poor's i Fitch Ratings preveían un crecimiento del PIB y que la nueva variante Omicron no tendrá incidencia "salvo que se vuelvan a cerrar las fronteras". Y en España con más de ¡¡8.000.000 de contagiados!!, vean link aquí, y en Francia con ¡¡13.240.304 de contagiados!!, vean link aqui, ¿quién nos puede asegurar que no nos vamos a quedar otra vez aislados?, porque que las cerremos nosotros o nos la cierren nuestros vecinos, al final es lo mismo. 

Volvemos a tener problemas en los tres sitios que se deberían de haber protegido en todas y cada una de las olas: las residencias de mayores, las escuelas y en el hospital. Y esos problemas no van a ir a menos sino a más. Las próximas dos semanas van a ser trascendentales para saber, de verdad, la cruda realidad que nos vamos a encontrar. Al final, el proceso del virus se reduce a matemáticas puras y duras. Puede que las mal llamadas vacunas eviten altas letalidades, pero las sigue habiendo. Puede que las mal llamadas vacunas eviten acabar intubados, pero se sigue entubando gente. Y puede que si nuestros gobernantes se siguen acordando de Santa Bárbara solo cuando truena, es que algo no están haciendo bien. 

Y para colmo de todos los colmos, ayer leo una noticia en la que un "juez" de Jaén cree que los sanitarios deben "sacrificar su vida" por lo demás. Vean link aquí. En el interior de la noticia se puede leer lo siguiente: "Una sentencia del Juzgado de lo Social número 2 de Jaén ha eximido al Servicio Andaluz de Salud (SAS) de la responsabilidad por no haber dotado a los profesionales sanitarios de los equipos de protección necesarios durante los primeros meses de la pandemia. En concreto, el juez ha señalado que no ha habido una vulneración del artículo 15 de la Constitución donde se recoge el derecho a la vida y a la integridad física y moral. La demanda que ha dado origen a esta sentencia fue interpuesta en marzo de 2020 por el Colegio de Enfermería de Jaén. La institución ha emitido un comunicado en que señalan que de la sentencia se desprende que, según su interpretación, "los sanitarios tenían la obligación de sacrificar su derecho a la vida e integridad, aun sin mascarillas, durante la primera ola de Covid-19, en beneficio de la vida e integridad del resto de la población". Por su parte, el juez ha señalado en su resolución que no se ha producido la violación del derecho fundamental invocado ya que "no se aprecian, dadas las circunstancias, ninguna acción u omisión que limitase derecho fundamental alguno de los demandantes" y que los hechos alegados no se pueden incluir en "el contenido esencial del derecho fundamental invocado".

Y sigue: "Desde el Colegio de Enfermería han destacado que  la sentencia "reconoce la escasez de equipos de protección para los sanitarios durante los primeros meses de la pandemia, un hecho público y notorio", pero no condena al SAS por vulneración de derechos fundamentales de los enfermeros al entender, según relata el Colegio, que la falta de equipos de protección fue "irremediable". "Ante la tesitura de tener que elegir entre la vida de los ciudadanos, o trabajar en condiciones peligrosas para la integridad de los enfermeros, debe ponderarse y privilegiarse el derecho a la vida de los ciudadanos", añade. En este sentido, desde el Colegio también han mostrado su "extrañeza" por que el juez se apoye para emitir su fallo en sentencias del Tribunal Constitucional en las que se decide sobre la alimentación de los presos del Grapo en huelga de hambre o de tratamientos médicos a testigos de Jehová. Con la jurisprudencia esgrimida por el juez, el Colegio entiende que en la sentencia se está comparando "el sacrificio" de las enfermeras con otros casos como los terroristas del Grapo en huelga de hambre, o de los Testigos de Jehová, y que, según sostiene la entidad colegial en su comunicado, "no son en absoluto equiparables". Es por ello que los representantes de los enfermeros han destacado que "si éste es el concepto que tienen de nosotros, tendremos que pedir medallas pensionadas al Gobierno, por la heroicidad de nuestros enfermeros que han sustituido a la acción de gobierno", ha señalado el presidente de la enfermería en Jaén".

¡¡Mi más profunda admiración para todos aquellos que han estado, a los que nos dejaron, y a los que están y seguirán estando en primera línea!!

Puede que me esté haciendo mayor, puede que no sea idiota, ni me lo haga, pero cada día que pasa entiendo menos cosas de lo que está pasando en éste mundo cruel, decadente y desalmado que nos está tocando vivir. 

Y mientras deseo y espero que la situación mejore, sigo siendo optimista, y al final sé que volverá a imperar el sentido común, voy a seguir negándome a ser un borrego más, que según parece es lo que nuestros gobiernos pretenden que seamos.

Y seguiré, aún más si cabe, leyendo, informándome y publicando todo aquello que ellos no se atreven a decirnos, porque yo no "estic socarrat". Lo siento. 

Intenten ser felices.