Vencedores vencidos

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"Usted tiene toda la razón, pero va a la cárcel". 

Ésta era una triste frase, bastante habitual por lo que tengo entendido, en esa oscura época de la España de Franco. Por lo civil o por lo militar cualquiera que no estuviese de acuerdo con el Caudillo por la Gracia de Dios, acababa dando con sus huesos en la cárcel. Y seguramente hasta sería legal, ya se encargaban todas sus huestes de correveidiles de que así fuera legislando a medida lo que hiciese falta, pero con la perspectiva del tiempo a todas luces injusto.

En etapas de locura colectiva los "fieles seguidores" se convierten más bestias que sus idolatrados "dioses". La Historia está llena de ejemplos. Quién no recuerda en pleno esplendor de la época nazi toda aquella horda de meapilas, abrazafarolas, bullullos, gañanes, cutres y mindundis personajillos del tres al cuarto, loando, elogiando y alabando al tonto el nabo, al pintor de brocha gorda, que les llevo a la ruina. Libros, documentales y películas así lo atestiguan.

Quién no recuerda los recibimientos que se le hacían a Gadafi en cualquier país del mundo. Cómo plantaba su jaima en dónde le salía de los meros pelotarios, llenando de caballos y putas los jardínes de todos los Palacios dónde era invitado, con la inestimable aquiescencia de sus aún más miserables anfitriones.

Afortunadamente todas estas bestiezas no suelen perdurar demasiado en el tiempo. El sentido común tarde o temprano se acaba imponiendo, acabando con todos esos desmadres. La vida acaba siendo muy dura con todos esos dictadorcillos. Los que un día hacían correr el champagne, los caballos, el dinero y las putas, acaban pagando las consecuencias. Los más cobardes huyendo, otros suicidándose, otros en el banquillo de los acusados y otros linchados por sus propios ciudadanos. Lo extraño es que alguno acabe muriendo en su propia cama, que también los ha habido.

Yo no creo ni en el cielo ni en el infierno, pero estoy totalmente convencido que en esta vida todo se paga. Y si se hacen maldades, se acaban recibiendo maldades. 

Cuando algún aprendiz de dictadorcillo, de estos que ultimamente corren por todas partes, asume el poder y lo utiliza para hacer mal a su propio pueblo, no hay que olvidar que en ése momento es él el que gobierna y TODOS somos los gobernados, o a una pequeña o gran parte del mismo merece todo lo que le pueda pasar, y más. Cuando un gobernador miente, prevarica, confabula, conchabea, medra, delinque, etc..., y todo ello amparado en una supuesta inmunidad e impunidad, lo único que merece por parte de sus gobernados es el más profundo de sus desprecios y ser sentado en un banquillo de acusados. 

La verdad en las actuaciones públicas por mucho que se empeñen en maquillarlas, silenciarlas, enterrarlas y hacerlas olvidar acaban saliendo, y lo que hoy parece una victoria mañana resulta ser la más apabullante de todas las derrotas. 

Lo que es una auténtica pena son los daños colaterales, lo que antes se llamaba personas, y tener que padecer todo el proceso.

Intenten ser felices.

 

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