Una nueva "oportunidad" perdida para Andorra. Y van...

Las estaciones de Andorra que fueron las que en realidad confinaron el peís el pasado mes de marzo, y encabezadas por el único empresario privado que se juega su propio capital, seguramente van a perder cualquier "compensación" por parte de la UE por el "oportunismo" de nuestros dirigentes y, sobre todo, por los "oportunistas" de turno, que vieron la "oportunidad" de hacerse de oro al oír campanas de que en muchos países de nuestro entorno no se iban a abrir sus estaciones de esquí. ¿Cómo se creen que nos deben de estar considerando ahora mismo los jerifaltes de la UE? Y es que pretender seguir jugando "a la puta y a la Ramoneta" hace años que debería estar hasta prohibido por La Constitución. 

Era del todo absurdo, y ridículo, oponerse a los designios de Doña Ángela Dorothea Merkel, que es la señora que tiene la caja del dinero de la UE. Y me consta que tan solo ha habido una persona que estaba dispuesta a hacer las cosas "amb seny", muy a pesar del resto de los dirigentes estatales, a los que por cierto ni les va, ni les viene. ¡¡Una sola persona!! Oportunidad perdida. 

Y ya que hablamos de "oportunidades", de "oportunismo" y de "oportunistas", ando alucinado al comprobar lo que cuesta poner negro sobre blanco los nombres de todos los componentes del comité de expertos en según qué países. ¿Tanto cuesta poner unos cuantos nombres en un documento? ¿O es que acaso nunca ha existido dicho comité de expertos? Oportunidad perdida. 

Otro asunto que me tiene totalmente atónito, y que no dejo de preguntarme, es qué más necesita un Govern, los Consellers, toda la oposición, algunos medios de comunicación afines y sumisos, y cada vez menos ciudadanos, para reaccionar ante las noticias de que la Justicia va a investigar por prevaricación a la cúpula del Govern dels millors y por actuaciones irregulares a buena parte de la cúpula del gobierno de Mariano. ¿Nadie lo ve inaudito? ¿Nadie lo ve asombroso? ¿Nadie va a reaccionar? Oportunidad perdida. 

Dicen que la risa va por barrios. Y ahora, por lo visto, ha cambiado de barrio. Veremos si ahora se ríen tanto como antes, cuando estaban debajo del paraguas que les proporcionaba sus respectivos cargos políticos...

Que a todos nos ha cambiado el dichoso Coronavirus, es más que palmario. Muchos han cambiado su forma de pensar, de ser, de relacionarse con su familia o con otra gente, han perdido las ganas de hacer cosas, todas sus ilusiones, todas sus esperanzas, y muy pocos saben el porqué. Los psicólogos lo achacan a que se ha perdido la sensación de invulnerabilidad y, sobre todo, el control de nuestras vidas.

Cuando se estudian las guerras, normalmente se memorizan los principios y los finales. La Primera Guerra Mundial, del 14 al 18; la Guerra Civil de España, del 36 al 39; la Segunda Guerra Mundial, del 39 al 45. Pero mientras tanto, todos aquellos que las padecieron tuvieron que vivir cada segundo, de cada minuto, de cada hora, de cada día, de cada semana, de cada mes, de cada año que duraron. Y eso es lo que nos está pasando ahora. Más o menos sabemos cuándo empezó el dichoso Coronavirus, pero nadie sabe cuándo acabará. Lo más curiososo es que a diferencia de las guerras, en las que funcionaba la economía, en las que se destruía de todo y de todo, para luego volverlo a reconstruir, lo del Coronavirus ha parado la economía, y no destruye nada que haya que volver a reconstruir. Tan solo se lleva por delante personas.

Pero lo que nunca se debe de hacer es tirar la toalla, porque esto también pasará. Y todos los que sobrevivan al dichoso Coronavirus saldrán más fortalecidos. Las periodos convulsos siempre han sido también tiempo de "oportunidades". Y en ésta época que desgraciadamente nos está tocando vivir, hay tiempo más que de sobra para la amistad, para el amor, para el cariño, para el afecto, para la ternura, para la generosidad, para el altruismo, para la pasión, para la empatía y para todo aquello que nos haga realmente sentirnos dichosos, felices y realizados. 

Tal y como dijo Antoine Marie Jean-Baptiste Roger, Conde de Saint-Exupéry​, "todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan".

¿Saben por qué los niños se enfadan y al cabo de un rato se van a jugar juntos? Porque su felicidad vale más que el orgullo. Jugar por jugar, sn tener que morir o matar, es una de las cosas más maravillosas del mundo mundial. Nunca se olviden de seguir siendo niños.

Intenten ser felices.