Decía el poeta, periodista y ensayista polaco Ryszard Kapuściński que "
cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante". Y no le faltaba razón al bueno de Ryszard. Añadía que "
para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias", para finalizar afirmando que "
antes, los periodistas eran un grupo muy reducido, se les valoraba. Ahora el mundo de los medios de comunicación ha cambiado radicalmente. La revolución tecnológica ha creado una nueva clase de periodista. En Estados Unidos, les llaman media worker. Los periodistas al estilo clásico son ahora una minoría. La mayoría no sabe ni escribir, en sentido profesional, claro. Este tipo de periodistas no tiene problemas éticos ni profesionales, ya no se hace preguntas. Antes, ser periodista era una manera de vivir, una profesión para toda la vida, una razón para vivir, una identidad. Ahora la mayoría de estos media workers cambian constantemente de trabajo; durante un tiempo hacen de periodistas, luego trabajan en otro oficio, luego en una emisora de radio... No se identifican con su profesión".
Lo que está haciendo El País en distintos países de latinoamérica, con las noticias que le filtran desde Andorra, es una demostración más de cómo el dinero de unos pocos pretende hacer negocios con la información. Y no les puede servir de excusa su situación económica. Que el estado financiero del Grupo Prisa no pasa por su mejor momento lo dice lo abultado de su deuda, 1.486 millones de euros de los cuales 956 habrán de devolverse en diciembre de 2018, fecha del vencimiento del segundo tramo del crédito bancario que salvó al grupo un lustro atrás, el abandono del barco de su director financiero en mayo pasado o la reciente sustitución de su presidente, Juan Luis Cebrián Echarri, por Manuel Polanco Moreno.
Puede que ésta delicada situación financiera sea lo que les ha podido llevar a escribir unos cuantos artículos en latinoamérica, patrocinados por alguna de las muchas almas caritativas que pululan por Andorra, siempre en contra de la Banca Privada d'Andorra. Y digo lo de las muchas almas caritativas porque ¿cómo si no se puede explicar que El País publique "
pantallazos" con informes de la policía de Andorra?
Pero ayer El País decidió hacer periodismo a l'ancienne al publicar la
noticia "
El principal constructor de Perú, detenido por el 'caso Odebrecht'". Y digo a l'ancienne porque al no haber debido de pasar el dinero por la perseguida y acosada Banca Privada d'Andorra, en la noticia ni se menciona la entidad o entidades por dónde pasó dicho dinero. A excepción de Andorra, ningún otro país persigue a los bancos que tuvieron alguna relación mercantil con Odebrecht. ¡Somos los campeones del mundo mundial!
Intenten ser felices
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